Psicología Deportiva: Ciclismo con cabeza
Además de nuestra preparación física, hay una parte que siempre tiene que estar preparada para la realización de cualquier clase de deporte, pero mucho más si se trata de un deporte tan exigente como este, nuestra mente. Debemos tener una buena preparación física pero también mental para poder afrontar una ruta o etapa larga o para ir superándonos poco a poco.
Claro está que no todo el mundo tiene la misma forma de ver las cosas ni de pensar, pero hay cosas en común que todos y todas las personas que practicamos el ciclismo deberíamos tener presente en todo momento, la psicología del deporte. Según un estudio llevado a cabo por Andy Lane, profesor de Psicología del Deporte de la Universidad de Wolverhampton, en el Reino Unido, se asegura que al menos el 20% del rendimiento deportivo depende directamente de factores psicológicos, lo que demuestra la gran importancia que tiene nuestra mente en el deporte.

Este 20% se debe a la confianza en uno mismo y también a la motivación que nos proporcionan las personas cercanas a nosotros como familiares y/o amigos entre otros. Asimismo este psicólogo no ha dudado en decir que “la parte psicológica de un deportista puede proporcionarles una formidable ventaja” competitiva y que tiene la capacidad de diferenciar a los grandes campeones, factores que suelen ser casi siempre el resultado de una robusta red de apoyo próxima al ciclista.
El uso de la psicología en el deporte no es algo nuevo, es algo que los grandes profesionales llevan utilizando desde hace mucho tiempo, consiguiendo cada vez mejores resultados e ir poniendo objetivos cada vez más altos hasta que son conseguidos y que nosotros también podemos usar, equiparándolo a nuestras capacidades. Prácticamente todos los ciclistas, tanto profesionales como amateur pueden aprovecharse de la buena utilización de la psicología del deporte y hacer que ésta juegue a su favor y conseguir los mejores resultados en cada una de sus salidas en la bicicleta.
Establecer objetivos es algo muy importante, lo que puede proporcionarnos motivación para hacer frente a la dureza de una ruta en bicicleta y también para aguantar bien durante toda la temporada si nos tomamos el ciclismo más en serio y estamos en un equipo, por ejemplo.
Conseguir subir un puerto, acabar una ruta de dificultad o mejorar nuestros tiempos pueden ser algunos de los objetivos, aunque si nos resultan demasiado difíciles de cumplir lo mejor es que nos fijemos aquellos que sean más asequibles. Lo más aconsejable es ir afrontándolos y mejorándolos poco a poco; de esta forma, ir cumpliéndolos nos permitirá ir adquiriendo una mayor confianza en nosotros para afrontar nuevos retos.
Siempre que tengamos la oportunidad tendremos que establecer esos objetivos y también compartirlos, no solo para motivarnos a nosotros mismos sino conseguir motivar a nuestros amigos o compañeros de ruta.
Tomado de: www.distritobici.com